A la hora de crear siempre nos basamos en algo que hemos visto, escuchado o leído anteriormente. He leído decenas de libros relacionados con la fotografía, muchos más relacionados con el arte en general.
En esta entrada citaré algunos de los libros que, a día de hoy, más me han influenciado en mi fotografía. Están ordenados cronológicamente desde el primero que recuerdo. No todos han estado relacionadas con la fotografía, también ha habido más de un libro de ilustraciones, grabados o pinturas, que sin la influencia de algunas de ellas, seguramente el tipo de fotografía que he practicado y practico no habría sido el mismo.
1- Castillos de leyenda (Alan Lee eta David Day)
No se trata de un libro de fotografía: es una recopilación de fragmentos de diversos pasajes de cuentos, relatos y mitos sobre castillos. Alan Lee (el artista), acompañaba con uno o más ilustraciones al texto.
Siempre he tenido a Alan Lee como uno de mis pintores favoritos. Ha sido ilustrador de muchos libros y trabajó como artista de ilustrador en la trilogía de El Señor de los Anillos, tanto en los libros como en las películas. Sus pinturas de acuarela son magníficas a la hora de dar forma a los paisajes brumosos de las leyendas, los castillos semiderruidos y bosques de árboles viejos y que transmiten cierta tristeza. Los dibujos a lápiz tampoco desmerecían nada, la verdad. Más de una vez me he acordado de sus pinturas cuando voy por bosques cubiertos de nieblas.
2- Pirineoak I y III (Miguel Angulo)
Miguel Angulo es un mito vivo para cualquier aficionado a los Pirineos. Ha escrito en innumerables libros, revistas y mapas más de mil ascensiones y recorridos en los Pirineos empezando por el mar Cantábrico hasta el Mediterráneo en un enorme trabajo divulgativo que le ha llevado más de 30 años.
Y, ¡qué decir de las fotos que acompañaban los textos! Sus libros están llenos de fotografías tanto de grandes paisajes y como de paisajes humanos de la vida en el monte que en muchos sitios ya está desapareciendo. De todos esos años de recorrer, subir, vivaquear y disfrutar los Pirineos en todas las épocas del año, ha recopilado una inmensa cantidad de fotos que transmiten la escala de las montañas y la belleza muchas veces tan salvaje que han sido. Recuerdo especialmente la portada del primer libro que enseñaba las cumbres nevadas sobre el valle de Laskun, como las fotografías de la zona de Gavarnie.
3- Compendio de fotografía digital (Michael Freeman)
Mi primer libro relacionado con la fotografía que vino de la mano con la primera cámara. Para un principiante como yo abría infinidad de posibilidades con ideas para fotografías, por lo que leí infinidad de vez en esa época. Como en la mayoría de libros de Michael Freeman las explicaciones son fáciles de entender.
Hoy en día, como ocurre en muchas cosas, su lectura queda un poco corta especialmente al ser un popurrí de muchos temas, pero todavía siguen siendo interesantes uno u otro capítulo (sobre todo relacionados con el color).
4- El ojo del fotógrafo (Michael Freeman)
Hoy tengo recopilados más libros del mismo autor, pero de todos ellos, éste me parece todavía el más completo y el que mejor ha envejecido con el tiempo.
Tal vez tuvo su efecto el haberlo leído algunos años antes de tener la de Composición en fotografía, de José B. Ruiz, pero aún creo que por la manera que está escrito el libro que es fácil de entender y que, además, añade infinidad de ejemplos, es un libro que aguanta bien el paso de los años.
5- El fotógrafo en la naturaleza (José B. Ruiz)
A muchos les sorprenderá, pero hasta que un amigo me lo recomendó, ¡no conocía ni a José B. Ruiz ni a El fotografo en la naturaleza! Y eso que ya estaba metida en lo fotografía de paisaje. Conocí filtros neutros, graduados, qué eran y cómo crear exposiciones largas y otras técnicas. Me volvía loco con las fotos que contenía el libro, además el gran tamaño de su edición aumentaba más si cabía su impacto en mí. Yo también quería capturar esos paisajes, con esos azules del anochecer, los colores de salidas y puestas del sol, y las nocturnas, que ni me imaginaba que podían verse así.
Este libro ha contado también con infinidad de lecturas. Pero su mayor influencia quizá haya sido que empecé a tomarme la fotografía de forma seria. De ser un pasatiempo más a una gran afición.
6- Imaginando mundos (Uge Fuertes Sanz)
Otro libro recomendado por un amigo.
Quizá si hubiera conocido este libro o al propio autor en otra época, no me hubieran gustado tanto las fotografías, ni la visión del fotógrafo. Creo que llegó en el momento oportuno; en una época de transición en la que el gran paisaje ya no me inspiraba tanto, empezando a tantear otra fotografía, pero sin ideas muy claras de a dónde dirigirme. Con este libro descubrí que con sujetos o paisajes cotidianos se podían hacer cosas preciosas.
Junto al libro y al autor conocí al grupo Portfolio Natural y sus obras.
7- Lys (Sandra Bartocha eta Wermer Hollmann)
Entre este libro y la de Imaginando mundos adquirí varios libros. Algunas han sido buenas sorpresas, otras lo contrario; sin embargo, no llegaron a ser los favoritos de la biblioteca.
Conocí la obra de Sandra Bartocha a través de una de sus icónicas fotos: un bosque iluminado con una luz dorada/rojiza; se aprecia el bosque porque no se nos enseña por completo y con claridad, jugando con los desenfoques creados, seguramente con un objetivo descentrable, para crear una transición entre zonas definidas y zonas totalmente desenfocadas creando una maravillosa imagen. Tras esa foto llegó la oleada de fotos de su galería; veía una foto y otra y otra. Con la boca abierta.
Lys fue un regalo en todos los sentidos: un libro al que he recurrido muchas veces en busca de inspiración, en busca de ese algo que causaba esa fascinación o como semilla para empezar a ver otro tipo de fotografía.
8- Hiroshige. Cien famosas vistas de Edo
Llevaba un tiempo con ganas de encontrar un libro accesible de algún paisajista japonés. Me atraían los paisajes de formato y encuadre vertical que practicaban, junto a las composiciones, a veces, tan diferentes a los que se practica normalmente en el mundo occidental; el uso de zonas vacias en el encuadre, recortes de elementos de interés o el posicionamiento y el solape que suscitan preguntas de por qué se hizo o con qué fin. El libro en sí es una joya tanto desde el punto de vista del contenido como de cómo está editado (papel, encuadernación,…). En el contenido, Hiroshige recoge más de 100 grabados de Edo (lo que hoy en día es Tokio), así como paisajes de la zona creados entre los años 1856 y 1859.
Desde el punto de vista compositivo quizá haya sido el libro que más me ha influido. La fotografía contiene infinidad de ejemplos que rompen con la forma europea/académica de componer. Desde entonces, este libro me ha enseñado que hay otras formas de jugar a cómo meter los marcos en la propia foto o cómo colocar los elementos.