En el último trimestre del 2014 la editorial Lunwerg ha publicado dos libros, de gran formato, en los que aparezco como coautor: «España 360º» y «Valencia 360º», ambos con un diseño especial, pues muchas de sus páginas son desplegables para poder disfrutar de las imágenes panorámicas.

Aunque la temática es variable, en la que se incluyen pueblos, ciudades, arquitectura…también hay cabida para la fotografía de paisaje en sus 132 páginas.

En el libro de España he podido participar con la portada y la mitad de las imágenes, incluyendo las panorámicas a 360º y en el de Valencia he realizado todo el reportaje fotográfico, salvo tres fotografías que se incluían sobre ferrocarriles de la comunidad valenciana. Dos ediciones que marcan la diferencia en cuanto a lo que estamos acostumbrados a ver sobre libros de gran formato, con unas medidas de 32×30 cm, pero con panorámicas de hasta 120cm y a un precio de 39,50€. Podéis ver más datos de estas publicaciones en estos enlaces:

http://www.planetadelibros.com/espana-360-libro-165277.html

http://www.planetadelibros.com/valencia-360-libro-171013.html

Aquí tenéis un extracto del texto, aunque podéis leer más en este link:

http://elpais.com/elpais/2014/02/14/eps/1392384158_590015.html

«…poco a poco, y tras décadas de lucha de ecologistas, biólogos, vecinos y funcionarios –a menudo anónimos–, hay enclaves que han vuelto a la vida. No son los rincones más bonitos de España. No son parques nacionales, ni siquiera son muy conocidos, y puede que alguno decepcione si uno realiza un viaje largo para visitarlo. Pero sí que tienen la historia más edificante, aquella en la que el hombre es capaz de revertir sus pasos, de rebobinar el destrozo.

Durante una semana hemos recorrido cinco de estos lugares. Un río liberado en el parque de Gredos (Ávila) que estaba domado por una gran presa sin uso; una laguna que asoma en el Mar de Campos (Palencia) y que fue desecada por el franquismo para cultivo en los años sesenta; un río, el Segura, que se origina en Jaén, que hasta hace una década era una auténtica cloaca y que ahora alberga nutrias y anguilas; el corredor verde del Guadiamar, que nace en Sierra Morena y alcanza Doñana y que 16 años después del gravísimo vertido de Aznalcóllar acoge una emergente naturaleza, y una cantera explotada desde los años treinta en Toledo que ahora alberga un árido ecosistema endémico. Son solo cinco ejemplos, pero eso también demuestra que el desastre no es irreparable». 

(Rafael Méndez)