Creo que a todos, en algún momento, nos ha marcado una fotografía. En mi caso han sido varias las que han supuesto una pequeña explosión cerebral. Si, así lo llamo yo. Piensas que algo es de una manera y cuando ves esa imagen te das cuenta que no es así. Que ahí afuera hay mucho más. Más lugares, más opciones, más visiones de las que tu creías.
Está fue la primera que me provocó de esta manera. El autor es Asier Castro, antiguo miembro de Porfolio Natural. Si la vemos así, fuera de contexto, vemos una imagen de San Juan de Gaztelugatxe sin muchos artificios en las que el lugar y el momento son muy potentes. Si a eso le juntamos la ola del primer plano tenemos un paisaje atractivo y dinámico con unas peñas singulares que marcan la foto. Pero ¿ qué tiene esta imagen para que me marcará de esta manera? Hoy en día hay cantidad de fotografías de paisajes en nuestra geografía que no tienen nada que envidiar a los de otros lugares.
España se ha convertido en un destino fotográfico de primer orden y es visitado todos los años por fotógrafos de todo el mundo en busca de estos lugares. Mi querido Cantábrico tiene una colección de localizaciones top: Costa Quebrada, Playa del Silencio, Gueirua, Brarrika… Es una lista interminable que tenemos la suerte de conocer y de tener al alcance de la mano.
Pero esto no responde a la pregunta. Para ello tenemos que poner en contexto la fotografía. Cuando yo la descubría, hace más de 15 años, el panorama fotográfico nacional era muy diferente. Yo venía del mundo analógico y hacía más fotografía urbana que paisaje. No porque no me gustara, sino porque lo veía como algo muy lejano y fuera de mi alcance.
Mis grandes referentes en paisaje eran Art Wolf, Frans Lanting o Galen Rowell. Sus fotografías me transportaban a lugares de ensueño: desiertos, bosques y montañas que te mostraban un mundo salvaje muy lejano e inaccesible.
Fue en ese contexto en el que me encontré con esta imagen. En aquella época todos esos lugares de nuestro entorno que ahora son tan conocidos apenas estaban fotografiados. Ver esta imagen y descubrir que la tenía a media hora de mi casa hizo que empezara a ver el entorno cercano de otra manera. Todos esos lugares de mi entorno que había disfrutado por el simple hecho de ir al monte o a pasear se transformaron en un mundo lleno de posibilidades.
Recuerdo que fui un montón de veces a este lugar. Al amanecer, al atardecer. Bueno, a este y a infinidad de otros. Por aquel entonces tenía un Ford Fiesta y con el empecé a recorrer todo el Cantábrico buscando, descubriendo y disfrutando de lugares que hasta entonces solo había visto de pasada.
Creo que no soy al único que le pasó algo así. En aquel entonces había una web “fotonatura” y a través de ella un montón de compañeros veíamos, a través de los ojos de otros, sitios cercanos que nada tenían que envidiar a aquellos paisajes lejanos y salvajes. Ese efecto de compartir produjo un efecto llamada. Que hoy en día no para. Eso tiene sus cosas buenas y malas, ¿verdad?
Yo me quedo con lo bueno. Hoy en día, gracias a esta imagen, sigo pensando que tenemos sitios inexplorados cerca de casa. Hace unos meses descubrí, junto con un compañero de Portfolio Natural, un bosque que no conocía y que cuando lo visitemos en el momento adecuado nos regalará grandes imágenes.
Gracias por inspirarnos a todos de esta manera y a Asier por inspirarte a ti.
Gracias Javier, por todo lo que nos aportas!!!