Rio Alberche. Escalona.Toledo

Cada primavera y cada otoño he acudido ilusionado a la cita con los explendores que la naturaleza nos regala año tras año. En este recorrido por los espacios naturales, desde los campos agrícolas hasta los últimos rincones de las serranías, desde la profundidad de los bosques y cañones fluviales, hasta las heladas cumbres montañosas, hay un sin fin de llugares para desdubrir y fotografiar el paisaje. La belleza de la naturaleza queda realzada por medio de las luces, colores y formas, que el fotógrafo compone en su mente. La mezcla de todo esto queda plasmada en el soporte fotográfico por la interpretación personal del fotógrafo, y en menor mendida por el equipo fotográfico.

Campo de amapolas (papaver rhoeas). Chequilla. Parque Natural del Alto Tajo. Guadalajara

El fotógrafo siempre intenta captar el paisaje en su mejor momento, busca el lugar que le interesa y su mejor epoca para visitarlo, una vez en el sitio espera la luz idónea para componer la imagen.

Azud de Pareja. La Alcarria. Guadalajara.

No siempre se consigue a la primera foto deseada; ha habido lugares a los que he tenido que desplazarme 300 km en el mismo otoño para obetener el resultado deseado. Por el contrario en otras ocasiones la suerte sale a recibirte cuando visitas al azar un lugar cualquiera, y te puedes encontrar una luz sorpredente, la cascada derbordada de un río, o cualquier fenómeno atmosférico como un arco-iris, nieblas o vientos.

Tormenta de nieve en los bosques de Orea. Parque Natural del Alto Tajo. Guadalajara

Quiero resaltar la labor silenciosa de los campesinos que trabajan los campos, que sin saberlo muchas veces crean formas en el paisaje que el fotógrafo suele aprovechar para crear bellos paisajes agricolas.