En el año 2015 le pedí esta fotografía que ilustra la entrada para una charla mía en la universidad de Almería. Quise contar con ella para poder explicar durante mi ponencia, que la fotografía como herramienta, puede tener esa finalidad que tuvo en sus inicios para documentar, pero que también puede convertirse en un medio expresivo. Este nuevo uso que tuvo la fotografía no debemos de entenderlo como que uno es mejor que el otro, sino siendo conscientes que cada uno tiene sus valores. Se convierten así en dos maneras de vivir el mundo de la fotografía, donde uno busca el documento gráfico de lo que ocurrió mientras que el otro en cambio busca la expresividad del autor.
En este mundo expresivo, muchas veces nos hablan de transmitir emociones, sensaciones e ideas como algo que nos define y, en muchas ocasiones, sentimos la necesidad de plasmarlo, ya sea en una obra literaria, pictórica o fotográfica. Algunas personas ven este asunto demasiado poético e incluso nos pueden tachar de “vender humo”. Hubo una etapa donde a mí también me lo parecía, aunque gracias a determinadas obras y autores pude descubrir que se pueden poner todas esas experiencias perceptivas en una imagen, aunque no es tarea fácil.
El acceso, es el título de esta bellísima imagen de nuestro amigo Juan Santos, la cual capta perfectamente su intencionalidad por transmitir algo propio. Pretende ir más allá de la estética, donde ese hueco esconde toda la expresividad del autor, huyendo del clásico patrón repetitivo de troncos de chopo. Es un pensamiento que no deja indiferente a nadie, pues nos invita a acceder con la imaginación a un lugar desconocido. Para mí, esta imagen es muy especial, pues significó en cierta medida el acceso a un nuevo modo de vivir y sentir la fotografía, y que hasta aquel momento no exploraba.
Estoy seguro que nuestro amigo Juan ya está gozando al otro lado del bosque.
Un abrazo amigo.
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