A día de hoy numerosas personas no han podido reconstruir sus vidas y siguen sin poder tener una vivienda propia o recuperar sus negocios. También, siguen sin percibir las ayudas pertinentes y se continúan sufriendo las consecuencias que conlleva la post erupción, ya que se mantiene la emanación de gases a niveles insalubres que imposibilitan hacer vida en determinadas zonas, especialmente en Puerto Naos y la Bombilla, enclave turístico de la zona sur oeste y que actualmente siguen manteniendo el acceso prohibido a la población residente.
Sin duda alguna, todo lo expuesto pasa inadvertido para todas esas personas que han vivido este fenómeno solo a través de simples fotografías o imágenes retransmitidas en televisión, pero no para los habitantes de la isla que presentan grandes secuelas psicológicas y que sienten lo ocurrido como si hubiese sucedido ayer, siendo algo que probablemente no podrán olvidar a lo largo de su vida.
Por ello y para que no caiga en el olvido y tengamos presente a nuestros vecinos palmeros, los cuales siguen necesitando de nuestra ayuda y apoyo, veo la obligación de redactar este post y de recordar a través de mis fotografías, el poder destructivo de la naturaleza que originó las secuelas de una erupción.
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