Hace unos días volví a contemplar el nº 9 de la revista IRIS de AEFONA del año 2003, cuando la dirigía Rolando Gil. En ella aparece una foto del Lake Louise en el Parque Nacional de Banff, en las Montañas Rocosas de Canadá, donde dice: “A menudo se identifica la fotografía de naturaleza con el colorido y la espectacularidad de muchos paisajes. William Neil, sin embargo, demuestra con esta imagen titulada: “Amanecer. Lago Louise”, que la sencillez también es importante. La similitud de estas dos fotos (la de William Neil y la mía) me ha llamado la atención y me ha impulsado a reflexionar sobre ellas.

El color y el ambiente que ambas transmiten es evidente y se demuestra esa similitud que a veces se da entre algunas fotografías de paisajes, aunque haya miles de kilómetros de distancia entre ellas.

No importa tanto el lugar donde nos encontremos, algo que solemos pensar a menudo. La fotografía de naturaleza puede depender de nosotros, pero creo que también depende de la naturaleza o del lugar, que está fuera de nuestro control y de la suerte.

Una vez me dijo un compañero que un fotógrafo de National Geographic puede pasar 6 meses en un lugar solamente dedicado a tomar fotografías, sin preocuparse de otras cosas. De esta manera, tiene más posibilidades de conseguir fotos espectaculares que un fotógrafo que solo puede estar unos días en un mismo lugar. Pero la fotografía de paisajes no depende tanto del enclave, si no más bien de las luces, de las formas, de los detalles del entorno o de la suerte. En definitiva, lo más importante es lo que el fotógrafo piensa y siente cuando está frente al escenario natural.

– William Neil. “Lansdcapes of the Spirit” – . –  Toni Real. «Entre nieblas y reflejos» –

Rio Alberche. Escalona.Toledo

Cada primavera y cada otoño he acudido ilusionado a la cita con los explendores que la naturaleza nos regala año tras año. En este recorrido por los espacios naturales, desde los campos agrícolas hasta los últimos rincones de las serranías, desde la profundidad de los bosques y cañones fluviales, hasta las heladas cumbres montañosas, hay un sin fin de llugares para desdubrir y fotografiar el paisaje. La belleza de la naturaleza queda realzada por medio de las luces, colores y formas, que el fotógrafo compone en su mente. La mezcla de todo esto queda plasmada en el soporte fotográfico por la interpretación personal del fotógrafo, y en menor mendida por el equipo fotográfico.

Campo de amapolas (papaver rhoeas). Chequilla. Parque Natural del Alto Tajo. Guadalajara

El fotógrafo siempre intenta captar el paisaje en su mejor momento, busca el lugar que le interesa y su mejor epoca para visitarlo, una vez en el sitio espera la luz idónea para componer la imagen.

Azud de Pareja. La Alcarria. Guadalajara.

No siempre se consigue a la primera foto deseada; ha habido lugares a los que he tenido que desplazarme 300 km en el mismo otoño para obetener el resultado deseado. Por el contrario en otras ocasiones la suerte sale a recibirte cuando visitas al azar un lugar cualquiera, y te puedes encontrar una luz sorpredente, la cascada derbordada de un río, o cualquier fenómeno atmosférico como un arco-iris, nieblas o vientos.

Tormenta de nieve en los bosques de Orea. Parque Natural del Alto Tajo. Guadalajara

Quiero resaltar la labor silenciosa de los campesinos que trabajan los campos, que sin saberlo muchas veces crean formas en el paisaje que el fotógrafo suele aprovechar para crear bellos paisajes agricolas.

Estamos en un tiempo que vemos y hablamos mucho pero sentimos poco, o lo que es lo mismo si hablamos de fotografía, apretamos mucho el botón pero con poco sentimiento. En vez de hablar yo, permitirme solo estas palabras de dos grandes maestros: uno espiritual, y otro, maestro fotográfico, los dos los he leido muchas veces.

El libro de la Nada, OSHO

“Si hay algo que hacer, por difícil que sea, siempre puedes aprender la técnica, hay expertos que te pueden enseñar. Pero el sentimiento no es algo que se pueda enseñar a alguien. En el sentimiento no hay expertos ni manuales; no puede ser, porque no es una cuestión de saber cómo hacer, si no de relajarte en tu ser, y dejar que ocurra algo, (dejar que el paisaje entre en tí, por ejemplo) y entonces podrá surgir la fotografía.”

Luces de Montaña, Galen Rowell

“Las mejores fotografías hablan por sí mismas. Los intentos de analizar sus significados desvirtuan invariablemente la especial calidad que ocupa, más allá de las palabras. Me estremezco cada vez que oigo a un fotógrafo limitar la eficacia de su trabajo tratando de expresar su significado en palabras, y me acobarda leer la crítica fotográfica que, llena de autoridad, describe la visión o el sentimiento que había en la mente de un determinado fotógrafo en el momento de apretar el disparador.”

Galen Rowell, Luces de Montaña, 1985.

Toni Real, noviembre de 2020

¿Influye la suerte en la fotografía de paisajes? Estoy convencido que sí. Cuando tomamos la decisión de salir al campo a hacer una foto o emprender un viaje fotográfico estamos tomando la primera decisión sobre el resultado final, pero más allá de eso las condiciones meteorológicas y las luces no podemos controlarlas, eso ya forma parte de la suerte, porque nosotros no podemos saber si se abrirá un hueco entre las nubes y aparecerá un rayo de luz o no justo cuando lo necesitemos.

Os quería contar la historia sobre un viaje, que habla de cómo en una fotografía de paisaje influyen diversos factores, entre ellos las decisiones que tomamos y la suerte, entre otros.  Una mañana de mayo de 2005 me llamó mi amigo Jesús para decirme que por la tarde quería ir a la playa de Calblanque, por si me apetecía acompañarle. La costa murciana, donde se encuentra el Parque Regional de Calblanque, nos pilla  a 200 km de nuestro pueblo de Almansa.

La tarde en Almansa se presentaba soleada y le dije que sí le acompañaría (primera decisión decir que sí, quizás si te pilla sin ganas o tienes algún compromiso y decides no ir al viaje, te pierdes la foto). Cuando  estábamos llegando a Calblanque, el cielo se oscurecía por momentos, cada vez se ponía más nublado y aparecían nubes grises  oscuras que no presagiaban buenas luces para la fotografía de paisajes.

Anduvimos un rato por la playa, por las “dunas fósiles” y por las Salinas del Rasall, buscando detalles y plantas para hacer alguna foto pasando el rato y aprovechar el viaje.   Finalmente, viendo el panorama tan gris, decidimos volver hacía Almansa por la carretera que bordea el Mar Menor pasando por Los Alcázares, (segunda decisión,  ir bordeando la costa en vez de ir por la autovía donde no puedes parar si ves un arco-iris por ejemplo). Conforme nos acercábamos a Los Alcázares se empezaba a abrir un espacio entre las nubes cada vez mayor que presagiaba alguna sorpresa: una bonita luz, o un arco-iris. Al parar en Los Alcázares, junto a la playa, preparamos el equipo y observamos el lugar para coger alguna posición idónea por si aparecía el arco-iris. Es de vital importancia estudiar el lugar y los elementos que pueden aportar interés a la composición. En la playa teníamos diversos temas que daban juego a la escena: unos pescadores, unos niños jugando, unos barcos en el horizonte y altas espigas de carrizo en primer plano. Cuando el sol ya estaba bastante bajo, se abrieron las nubes lo suficiente para que el sol luciera con fuerza, formando un espectacular arco-iris doble sobre el fondo de nubes oscuras y una luz rojiza de atardecer preciosa. En esos minutos que duró el espectáculo de la luz, los nervios corrían por mis venas de forma alocada y nos desplazábamos por la playa de un lado para otro buscando las mejores composiciones con diferentes objetivos. De verdad que son momentos de tanta concentración, en el equipo y en la escena, que si te pellizcan ni te enteras, simplemente es como si estuvieras ausente, en otra parte.

Al final, la tarde que unas horas antes era negra, acabó siendo una de las mejores tardes fotográficas que recuerdo. ¿De qué dependió que aquella tarde cargada de nubarrones negros terminara con tan buenos resultados? La mayoría de las veces que le sucede esto al fotógrafo, empieza con las  decisiones que tomamos, de la suerte, y de otras cosas que escapan a nuestra conciencia.

Me sucedió eso en un congreso de AEFONA en Tres Cantos (Madrid) por el año 2002. Lo encontré en el stand de la librería Orix, donde exponían su magnífica colección de libros de fotografía de naturaleza.

“Beyond Order” (Nya Vyer, Stockholm). Se trata de un magnífico libro fotográfico de naturaleza. Su autor es Jan Töve, fotógrafo sueco. Sus imágenes cuativan nuestra mirada: su punto de vista, su visión o sus composiciones no te dejan indiferente, ni te dejan respirar, no puedes dejar de pasar una página tras otra sin descanso, como cuando comes pipas que no puedes dejar de comerlas. Es al menos lo que me sucedió cuando cayó en mis manos.

Yo empecé a fotografiar la naturaleza en al año 1993 y corría el año 2002 cuando me encontraba en uno de mis mejores momentos fotográficos, así que el libro me impresionó nada más echármelo a la cara. Me identifiqué de inmediato con aquel estilo fotográfico tan limpio, tan claro, tan luminoso, tan espectacular.

Foto obtenida de https://alchemistlightphot.wixsite.com

Toni Real

La Sagra es una imponente mole montañosa que se divisa desde muchos kilometros alrededor. Muy concurrida en invierno cuando está cubierta de nieve, por sus acensiones por el empinado corredor de la cara norte. Una ruta por cierto solo apta para montañeros experimentados, pues suele presentar tramos de hielo y se necesitan crampones y piolet.

A pesar de esas dificultades de su cara norte, se puede ascender por otras vertientes con buen tiempo, ya que son más accesibles para excursionistas menos preparados. La cima de La Sagra constituye un autentico mirador del sur montañoso español, entre ellas Las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas o las cumbres del Pico Veleta, Mulhacén y todo el macizo de Sierrra Nevada, y otras sierras de alturas menores.

Para llegar tenemos que dirigirnos a La Puebla de Don Fadrique y luego cojer la carretera que vá a la Ermita de Las Santas para subir por su cara sur y, si no, deberemos coger el desvio hacía el hotel-restaurante «Los Collados de La Sagra», cerca ya del collado norte donde se suelen dejar los vehiculos para subir a la montaña. Siguiendo está carretera en unos kilometros podemos visitar un grupo de secuoyas gigantes. Las carreteras que van a Huescar o Santiago de la Espada no tienen desperdício, pues discurren entre una naturaleza y vistas magníficas.

© Toni Real

Gota fría. Rambla de la Fuentecicas desbardada de agua. Almansa. Albacete. España

Todos los humanos deberíamos conocer la situación en que se encuentra la casa donde vivimos, como se encuentra el Planeta Tierra, para ser más claro. Nuestro planeta esta herido de muerte, los cimientos de ésta gran bola de vida están tambaleándose.  Pero la noticia, que por desgracia no es una noticia de interés, ya viene de lejos. Hace bastantes años que yo escuché por primera vez sobre el calentamiento global, pero entonces nos sonaba a chino y la mayoría de los dirigentes políticos no le daban importancia, entre otras cosas porque la ciencia de la política se basa  en los resultados a muy corto plazo; a ver que puedo hacer en los siguientes 4 años para que me vuelvan a votar.

Bueno, lo que los políticos piensen a cerca del futuro de sus hijos es cosa de ellos, pero por supuesto que el futuro que les espera a nuestros hijos y a los suyos es catastrófico, y a mi sí me preocupa lo que estamos haciendo en el momento presente para remediar esta herida que va a más.

Los indios yanomamis, los señores de la selva que viven felizmente aislados de la civilización moderna, sabían bien lo que decián. Tan solo cuando se tale el último árbol, se envene el último río y se capture el último pez, os daréis cuenta de que el dinero no se puede comer.

15.000 científicos de medio mundo se han reunido en la Cumbre del Clima, y han  dicho que el Planeta está herido, que nos ponemos la pilas o esto irá a peor. En nuestras manos está que hagamos algo al respecto o no. Nosotros, el pueblo de a pie, tenemos que tomar iniciativas, no esperemos que todo lo solucionen los gobernantes porque no lo van a hacer. Las consecuencias ya las estamos viendo en los medios de comunicación día a día: terremotos, huracanes, desbordamientos de ríos, tsunamis, sequías, temperaturas extremas, grandes tormentas, deshielo de los polos, miles, millones de personas mueren por esto.

Crecida de agua en una rambla. Almansa. Albacete

Demasiadas Cumbres del Clima, pero no sirven para nada. ¿Cuando nos daremos cuenta que tenemos que amar y cuidar la naturaleza como a nuestra madre? Estamos ciegos, muy ciegos. Si no llegamos a compreder que el Planeta es naturaleza y los seres vivos, todos, incluido el ser humano, somos naturaleza, pues venimos de ella, estamos muy ciegos de verdad.

Antonio Real

Esta es la historia de cómo llegué a realizar la foto que se convirtió en mi primera foto publicada y premiada en una revista especializada de fotografía. Todo empezó en el verano de 1992, cuando cayó en mis manos el nº 5 de la revista Altaïr, dedicada a los viajes, antropología y naturaleza. Aunque a decir verdad, mi afición a la naturaleza empezó con Felíx Rodríguez de la Fuente y “El Hombre y La Tierra” por el año 1974, con 13 años de edad, gracias a un amigo apasionado de las águilas y otros animales que habitaban en las sierras de Almansa.

En aquella portada de Altaïr aparecía la cara resplandeciente de un niño esquimal iluminado por la calidez del sol del ártico, ya que el reportaje principal era sobre sobre Alaska y Yukón. Recuerdo que devoré con ansia aquel reportaje, que me apasiono de tal manera que lo leía y estudiaba las fotos una y otra vez. Aquello fué la semillita que me llevó al Yukón al año siguiente, en 1993. Era pura pasión lo que sentía mientras pensaba y me imaginaba recorriendo aquel territorio de Canadá, con osos salvajes e inmensos bosques y montañas nevadas, y a nada menos que a 9.000 km de mi pueblo, para mi y mi novia aquello era una loca aventura, aunque yo tenía la zona estudiada y el recorrido repasado y repasado troprecientas veces.

Más o menos 4 años antes mi vida había dado un gran giro y empecé a hacer excursiones y escala. Además coincidió con que la empresa donde trabajaba hizo la primera reducción de plantilla y me fuí a la calle. Pero como dice el refrán “no hay mal que por bien no venga”, y con el dinero del despido me compré la 1ª Nikon F801s, y ya tenía cámara fotográfica para practicar y estudiarla antes del viaje, que también iba preparando y compaginando con la lectura de libros de Jack London.

Nuestra estancia en Canadá duró el mes de agosto completo de 1993. Estábamos alojados en un camping de Whitehorse junto al río Yukón. Una noche con luna nos acercamos a un puente desde donde había una buena foto de la luna y su reflejo en el agua del río. Así fué como hice esta foto de la luna y su reflejo en el río mítico río Yukon, en Whitehorse (Canadá), que en el año 1994 se publicó en la revista FV (Foto-Vídeo Actualidad) nº 69, en la sección fotos Comentadas, que tenía un premio de 10.000 pesetas. Con las fotos de este viaje comencé mi andadura en la profesión fotográfica.

El miembro de Portfolio Natural, Antonio Real, presenta en la edición actual de FITUR su último libro digital, «Turismo en Albacete» junto con un vídeo sobre los Espacios Naturales de la provincia.

El libro digital contiene más de 50 fotografias del autor que ilustran los Pueblos y Monumentos de esta región de España, sus Espacios Naturales y Fiestas Tradicionales sin olvidarse del Turismo Activo y Ecológico.

Se ha creado con iBooks Author y está disponible gratuitamente en App Store para iPad y en Google Play Books para Tablet y Smarphone con sistema Android.

Este libro digital es un trabajo de la diputación de Albacete en colaboración con APEHT.

Enlace de descarga:

• https://itunes.apple.com/us/book/turismo-en-albacete/id954599504?l=es&ls=1&mt=13
• https://play.google.com/store/books/details?id=lIE5BgAAQBAJ