Imposible escribir sobre la Primavera, especialmente en los tiempos tan sombríos que nos toca vivir, sin recordar el célebre verso de Neruda: «Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera».
La Primavera, estación de renacimiento, la naturaleza despierta de su letargo invernal y se viste de colores vibrantes. La clorofila resplandece a nuestro alrededor. El fotógrafo de naturaleza se rinde ante la explosión de vida que se produce en esta época del año. Los árboles se cubren de hojas de un verde intenso, las flores brotan tapizando el campo con colores imposibles, y los animales se activan para reiniciar el ciclo de la vida.
En primavera, la naturaleza nos muestra su lado más vulnerable y resiliente al mismo tiempo. Las flores pueden ser delicadas y efímeras, pero también son capaces de crecer en los lugares más inhóspitos. Los animales luchan por adaptarse y sobrevivir en un entorno en constante cambio, cada vez más hostil.
Cada imagen que os presentamos en esta galería conjunta de 21 autores de Portfolio Natural es un testimonio de la capacidad de la naturaleza para renovarse y florecer otra vez. Son fotografías de la resiliencia de un planeta en su momento más oscuro, de la belleza que renace, impregnadas con el deseo más profundo de que nuestra mirada enamorada se contagie a todo aquel que las observe.
Mientras fotografiamos, sentimos una mezcla de asombro y gratitud. Contemplar una cascada rugiente o un arroyo serpenteante nos recuerda que el agua es movimiento, fuerza y cambio constante. En cada imagen buscamos transmitir esa energía y su papel en los ecosistemas, desde la niebla que envuelve un bosque hasta la inmensidad del océano. Nos convertimos en narradores visuales de su belleza y fragilidad, con la esperanza de despertar conciencia en quienes observan nuestras fotografías.
También sentimos responsabilidad. Sabemos que muchas fuentes de agua están amenazadas por la contaminación, la sobreexplotación y el cambio climático. Fotografiar el agua no es solo una forma de celebrar su existencia, sino también un acto de denuncia y preservación. A través de nuestras imágenes, buscamos mostrar su vulnerabilidad, la urgencia de protegerla y el impacto de nuestras acciones en su conservación.
Al final del día, mientras revisamos nuestras capturas, experimentamos una profunda satisfacción. Cada fotografía es un testimonio del valor del agua y su inigualable belleza. Nos sentimos privilegiados de poder documentarla y compartirla con el mundo, con la esperanza de inspirar respeto y cuidado por este recurso vital. Porque más que fotógrafos, en este día nos sentimos guardianes del agua, testigos de su magia y defensores de su futuro.
]]>Os presentamos a Merche Llobera, una fotógrafa española que viene dedicando su carrera a captar la belleza y la esencia de la vida salvaje y del mundo submarino. Su amor por los animales se refleja en cada una de sus imágenes, transportando al espectador a un mundo lleno de vida y emoción.
Desde que comenzó su carrera en 2019, ha viajado por todo el mundo para compartir los océanos y la tierra con animales salvajes y capturarlos en sus fotografías de una manera especial y única.
Su trabajo ha aparecido en varias revistas y ha sido reconocida en prestigiosos concursos internacionales, como Ocean Photographer of the Year, Nature in Focus, Siena Awards, Pano Awards, Montphoto y 8th 35 Awards, entre otros. Además, formó parte del equipo español en la Copa del Mundo de Fotografía 2023, donde fue galardonada como la «Mejor del País».
A través de sus imágenes, pretende transmitir un mensaje crucial sobre la necesidad de conservar los animales y sus hábitats naturales.
En 2022, trabajó como mentora en el programa «Wildlife Photography» de AFRISOS (African School of Storytelling) en Tanzania.
También ha compartido sus experiencias como ponente en diversos eventos, como el Exodus Aveiro Fest.
Además, colaboró con otros 14 fotógrafos en el volumen inaugural de la revista MOTHER, donde se pretende destacar la importancia de la naturaleza y los animales en nuestras vidas. También participó en la iniciativa «Photos for Palestine», contribuyendo a recaudar fondos para Médicos Sin Fronteras.
Podéis ver su hermoso trabajo en los siguientes enlaces:
]]>Jesús Rollán fue directivo de Correos durante más de 40 años desde donde representó a la casa en varios concursos internacionales.
Fue miembro del Grupo Fotográfico de Amurrio desde su fundación hasta su disolución, donde aprendió los conceptos básicos de la fotografía: Revelar, positivar y demás conocimientos.
Es aficionado a la fotografía y, aunque ha practicado la fotografía de retrato, denuncia social y la de paisaje, desde la pandemia se encuentra más a gusto en los entornos naturales.
Tras entrar a formar parte de Alavavisión, comienza a explorar el mundo de la fotografía de aproximación, lo que le permite explorar un mundo normalmente oculto a los ojos de los seres humanos.
En la fotografía de naturaleza, no busca la típica imagen documental de una flor, insecto o seta. Disfruta con la creación de escenarios llenos de desenfoques, flares, creatividad lumínica y el balance de blancos. Este tipo de fotografía le obliga a desarrollar técnicas específicas: Control preciso del enfoque, iluminar de modo creativo y a cuidar mucho las composiciones creando mundos donde lo natural se mezcla con la ensoñación, generando ambientes abstractos y pictóricos.
En su haber cuenta con más de treinta premios que adornan su larga trayectoria.
Podeis disfrutar de sus trabajos en:
]]>A través de la fotografía, se pueden destacar las diversas interacciones ecológicas que ocurren en los humedales, desde aves migratorias hasta plantas acuáticas, creando conciencia sobre su importancia. Además, los humedales, al ser ecosistemas frágiles y vulnerables, se benefician de una visibilidad mediática. Las imágenes impactantes pueden sensibilizar al público sobre los desafíos que enfrentan, como la contaminación, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Los fotógrafos de naturaleza, al capturar la belleza de estos lugares, nos convertimos en defensores de la conservación, utilizando nuestras imágenes como herramientas para promover la protección de estos entornos vitales. Por lo tanto, la fotografía de naturaleza no solo inmortaliza la belleza de los humedales, sino que también desempeña un papel crucial en la educación ambiental y la promoción de su conservación.
]]>Por ello, nos es grato anunciar y dar la bienvenida a Roberto Perrino a Portfolio Natural.
Roberto Perrino de las Heras, palentino de toda la vida y de la quinta de 1969, estuvo interesado pasivamente por la fotografía, incluso desde la era analógica, pero por aquel tiempo su gran afición era el piragüismo de alto nivel.
Hacia el año 2013, sufrió un contratiempo de salud que le obligó a dejarlo todo y fue entonces cuando entró de lleno en su nueva pasión, la fotografía.
Se inició en el arte fotográfico de paisaje y naturaleza en el territorio que tenia más a mano, la Montaña Palentina, pero su limitado y escaso tiempo que el trabajo le permitía, hizo que con los años se centrará más en los alrededores de su Palencia natal y más concretamente en la fotografía macro.
Roberto Perrino desarrolla un tipo de fotografía de aproximación creativa, donde su interés y disfrute se centra en lograr fotografías para él originales y en ocasiones nada exentas de dificultad, dando como resultado imágenes refrescantes e inspiradoras. Los que le conocen, saben que es un fotógrafo sin pretensiones de éxito ni aspiraciones por ser conocido en las redes sociales -escaparate de nuestros trabajos-, y tiende a ir a su aire a la hora de manejar la cámara. Pero Roberto sí aspira a superarse a sí mismo con creatividad, siempre con ganas de disfrutar de la elaboración de cada meticulosa captura.
Con él dentro de Portfolio Natural, se llenan espacios de creatividad en el colectivo por ese aire fresco que caracteriza a sus obras, especialmente en la disciplina de macrofotografía, donde os invitamos a disfrutar de su talento en los siguientes links.
https://portfolionatural.com/autores/roberto-perrino-de-las-heras
https://www.instagram.com/perrinopalencia/
¡Bienvenido, Roberto!
Juan Pixelecta – Enero 2025
]]>El silencio profundo del paisaje nevado nos envuelve, y cada paso es una oportunidad para capturar la belleza efímera del invierno. Las alargadas sombras y las luces suaves ofrecen nuevas perspectivas y una textura única para crear imágenes de belleza fugaz.
La luz tenue del sol de invierno se filtra entre los árboles desnudos, y los detalles que pasan desapercibidos en otras estaciones emergen con fuerza. Cada rincón del paisaje ofrece una historia visual que solo el invierno sabe contar.
La nieve, el hielo y la escarcha son elementos que los fotógrafos de naturaleza amanos por su capacidad de transformar lo ordinario en algo extraordinario. A veces, el viento helado corta la piel, pero su presencia solo añade intensidad a la experiencia. El invierno, en su quietud, nos invita a una introspección profunda, y nuestras cámaras se convierten en herramientas para capturar la serenidad de la naturaleza.
]]>El aire fresco de la mañana y la suave luz dorada de la tarde transforman cada paisaje, dando un toque mágico a cada fotografía. Nos encantan los reflejos en los charcos formados por las lluvias, las sombras alargadas de los árboles y el crujir de las hojas bajo nuestros pies. Cada estación ofrece sus propias maravillas, pero el otoño, con su cambio constante, tiene algo único.
La diversidad de paisajes que podemos capturar es interminable. Desde los bosques densos, donde el sol se filtra entre los árboles, hasta los prados abiertos donde las hojas caídas crean alfombras naturales. Las montañas, cubiertas parcialmente por la niebla matutina, ofrecen una atmósfera misteriosa que invita a la exploración visual.
El otoño no solo nos ofrece una explosión de colores; también nos brinda la oportunidad de experimentar con la luz y la composición. El contraste entre las sombras profundas y las áreas iluminadas de manera suave permite crear imágenes dramáticas, llenas de profundidad. Sin duda, este es el momento para capturar la esencia de la naturaleza en su forma más poética.
A medida que las estaciones avanzan y el frío se instala, cada día se convierte en una nueva oportunidad para explorar, buscar y sorprendernos con los cambios que la naturaleza nos regala. Como fotógrafos, el otoño nos desafía a ver el mundo con una mirada renovada, a encontrar belleza en lo efímero y a celebrar el ciclo constante de la vida.
]]>Y en el desayuno previo a la salida, Fran sacó un pequeño libro y dijo: vamos a hablar de esto. El catálogo de “Del Caos al Laberinto”, de Koldo Badillo.
Koldo lanzó ese proyecto hacia el año 2014, y personalmente fue importante para mí. En una época en la que la fotografía de naturaleza, y más concretamente la de bosque, estaba muy influenciada por autores que nos mostraban escenas impresionantes de ejemplares excepcionales con unos ambientes tremendos, y todos parecíamos perseguir ese tipo de escenas tan espectaculares, Koldo nos proponía una visión diferente del bosque: se sumergía en el caos, jugando con él, tratando de llevarlo a su terreno, dando lugar a imágenes en ocasiones complejas, que desde luego estaban lejos de lo que era “mainstream” en aquellos años (y ahora).
Digo que fue importante para mí porque cuando vi por primera vez la exposición no me gustó. Salí de aquella sala en Zarautz pensando que “ni fu ni fa”. Y así quedó la cosa.
Dos o tres años después quedé con un amigo para una sesión de fotografía y me dijo que la exposición estaba en un pueblo cercano, que iba a ir a verla. Lo acompañé más por echar la tarde con él que por el recuerdo de la exposición que tenía. Y esta vez salí de allí maravillado. Esos juegos en el caos, esas composiciones tan complejas, pero que a su vez dejaban ver la perfección de las mismas, la naturalidad de las fotografías y el hecho de que Koldo consiguiera jugar con todos esos componentes para sumergirnos en su mundo y llevarnos con él a recorrerlo… me parecieron excepcionales.
El juego que proponía Koldo estaba allí también la primera vez que vi la exposición. Las fotografías no habían cambiado. Había cambiado yo. Quizá por las lecturas de esos años, por tener más fondo, haber visto más fotografía o tener en la mochila fotográfica a más autores referentes… No lo sé. El caso es que aprendí mucho con ese proyecto, y desde luego fue una lección a la hora de valorar el trabajo de otros autores a la ligera, sin hacerme más preguntas antes de formarme una opinión.
Como comentamos en el desayuno Koldo fue, y lo sigue siendo hoy en día, un adelantado a su tiempo. Un valiente. Él hizo una apuesta personal importante mostrando un punto de vista diferente al que estaba de moda en aquél momento, y diez años después no somos pocos quienes recordamos aquél proyecto como un elemento de inspiración.
Y esa conversación, y las que surgieron a partir de la misma, fueron nuestro tema aquella mañana. El caso es que ya en los rasos de Urbasa los juegos derivaron hacia el caos. No fue premeditado. Surgió: “mira aquellos árboles, ¿no hablábamos de caos? Y nos dejamos llevar.
Volviendo hacia el coche comentamos la posibilidad de realizar esta entrada como humilde reconocimiento hacia uno de los alma mater de Portfolio Natural. Recogemos a continuación algunas de las fotografías que realizamos los compañeros de Portfolio que por allí anduvimos.
Eskerrik asko, Maestro.
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