La fotografía de naturaleza de autor, o con vocación de serlo, tiene dificultades en su reconocimiento por parte de nuestro entorno. Galerías, exposiciones, museos, festivales de fotografía o muestras anuales no acaban de incorporar esta disciplina entre sus intereses por mucho que transmita creatividad e innovación en las ideas: Pictóricas, abstractas, conceptuales,…
Como será que muchos de los fotógrafos con esta vocación, entre los que me incluyo, bebemos de las fuentes clásicas de la naturaleza de fotografía que posteriormente han tenido impacto internacional, siendo considerados sus protagonistas como ilustres “artistas” de la imagen y valorando la calidad de su trabajo al más alto nivel artístico.
Referentes como Ansel Adams, Charles Cramer, Christopher Burkett, Bruce Barnbaum, John Sexton, Lyn Radeka, Gallen Rowell, o los más actuales Art Wolfe, Cole Thomson, Jim Branderburg, Joe Cornish, Michael Fatali, Michael Levin, Shinzo Maeda, Michael Kenna, el mismo Sebastiao Salgado o Nick Brandt, por destacar una breve selección, han marcado las pautas y tendencias de la fotografía artística de naturaleza, sobre todo en su vertiente más paisajista, siendo considerados iconos de referencia en los círculos internacionales gracias a los cuales se ha ido creando una cultura que valora a la fotografía de naturaleza con la misma consideración que otras disciplinas artísticas.
Los circuitos, festivales, circuitos editoriales, galerías de arte, propias del autor o especializadas en fotografía de naturaleza de autor y presentes en los circuitos comerciales al más alto nivel, que mantienen su éxito y sostenibilidad del sector pues, este es reconocido como tal por una sociedad que hace tiempo incorporó a esta disciplinas en su bagaje cultural, se prodigan en culturas anglosajonas como en Estados Unidos, y aunque en menor medida, también en el Reino Unido. Otros países europeos como Alemania o Francia incorporan esta disciplina en sus círculos artísticos de reconocida calidad.
Prueba de este valor son las cotizaciones de las copias en edición limitada, que bien pueden oscilar entre los 1.000 y 2.000 $ alcanzando en algunos casos los 10.000 $ en los círculos comerciales, y no me refiero a la obra de Ansel Adams en particular.
Pero ¿Qué ocurre cuando nos referimos a nuestro propio mercado?
Parece que la fotografía de naturaleza de autor aún no es valorada en los circuitos artísticos de nuestro entorno. Frecuentemente escuchamos expresiones del tipo: Ah, fotografía de naturaleza…nosotros no exponemos o vendemos esta disciplina, o en el mejor de los casos: Si corréis con todos los costes de transporte, seguro, montaje, etc. Tal vez podríamos verlo, o frente a un proyecto editorial de fotografía de naturaleza, la respuesta más frecuente es: Hombre si hacéis una guía de itinerarios, aunque fueran fotográficos, tal vez, pero fotografía de autor…, no lo vemos. No digamos cuando se trata de hablar de cuestiones financieras, en supuestos improbables de valoración interesada de nuestro trabajo: Si aportáis la financiación estaremos encantados, en caso contrario no podemos embarcarnos en el proyecto y correr el riesgo económico que comporta, no es seguro tal y como está el mercado.
Las consecuencias las conocemos todos y acaban siempre traduciéndose en un escenario que podemos considerar endémico. Mostramos y observamos fotografía de naturaleza de calidad en circuitos dedicados únicamente a la fotografía de naturaleza: Festivales, concursos, asociaciones, revistas, a las que hay que agradecer la labor de difusión en la que se esfuerzan, pero que no acaba de trascender esas barreras endémicas a las que me refería. Capítulo aparte son algunos ejemplos que podemos encontrar de foros y redes sociales, y la autocomplacencia que muchas veces observamos en ellos.
Aun así, estas líneas no pretenden ser una crítica a la realidad que vivimos en el sector, en la que por los argumentos comentados, nos vemos todos abocados a participar si queremos dar a conocer nuestro trabajo e intentar ir creciendo sobre esta base.
Esta entrada tan solo pretende invitar a una reflexión sobre una realidad ya conocida en la que unos cuantos, entre los que me incluyo, nos negamos a acomodar, tomar perspectiva sobre esta reflexión y tal vez empezarnos a mover también en otra dirección.
Creo que el reto a medio plazo quizás no sea tanto respecto a la calidad y tendencias de nuestro trabajo fotográfico, que también, pues siempre podemos mejorar, sino a un salto cualitativo en cuanto a visibilidad y difusión a otros círculos artísticos, y por ende en la sociedad, en los que poco a poco ir consiguiendo una valoración y reconocimiento de nuestra disciplina fotográfica, la búsqueda de la fotografía de naturaleza de autor.
Por ello, me siento orgulloso de pertenecer a este colectivo, Portfolio Natural, pues desde que intenté por primera vez ser admitido hace ocho años hasta ahora que tengo el orgullo de actuar como su coordinador, creo sinceramente que tiene clara esta dirección, y pone todo su empreño en avanzar en ella.
Y eso, …, eso hace diferente a este colectivo.
Aplaudo las palabras leidas, y reafirmo todo lo que ellas se menciona.
Creo que Portfolio Natural es un gran referente (por lo menos para mi) en este estilo de fotografía, y gusta mucho dar una vuelta por sus galerías.
Ojala algún día, la fotografía de autor, que a su vez creo que muchas veces trasmite más que la de paisaje «convencional», sea valorada como se merece, ya que es en ellas donde se reconoce mejor al autor, y donde este muestra mejor sus sentimientos.