Atardecer en Itzurun

Cuantos atardeceres, en Itzurun, con la sola compañía de los sonidos que provoca el agua en las rompientes, o al deslizarse suavemente en la arena en su retirada, en su dulce retirada; borrando mis huellas al pisarla. Cuantas veces recuerdo esos sonidos, esos trazos magistrales, esos instantes de fugacidad apasionada. Esas luces mágicas, llenas de seres invisibles a unos ojos atrevidos, que por osados, no ven, pero sienten cuando hablan al alma. ¿Cómo capturar todo esto sin la complicidad del agua? Y el cielo, ¿es ajeno a todo lo que siento?
Cuantas tardes cargado de pasiones, he vuelto una y otra vez. Sigo volviendo, a sabiendas, que, todavía no he logrado la imagen soñada. ¿Sera, quizás, una osadía pensar en superar el examen en el amor, que la Naturaleza me requiere, para poder abrazarla? Si ella no lo permite, difícilmente lograré esa imagen. Solamente pide mí silencio para poder contemplar sus evoluciones, los juegos de las luces cambiantes, sus geometrías sagradas. A cada instante todo se torna en formas caprichosas y aladas. El salitre yodado de esta parte del mar Cantábrico, penetra por todos mis poros corpóreos; es como una droga. Su adicción es fuente de inspiración cada vez que mi trípode se asienta en sus arenas. Y cuando todo se desata, cuando las aguas, quizás cansadas de tanta quietud, se elevan en muros infranqueables, es entonces cuando mi pequeñez aflora.
Entonces la Naturaleza me hace recordar la finitud de las cosas. Las imágenes que logro capturar no son eternas. Pero pueden serlo. Solo en complicidad con vuestras miradas.


No hay ninguna técnica especial para explicar cómo consigo estas imágenes. Seguramente, a pesar de tener el mismo equipo, y estar en el mismo lugar, y en el mismo instante, los resultados no serán iguales. Los fotogramas logrados, serán diferentes. La forma de acercarnos a la Naturaleza, la forma de contemplarla, nuestra mirada y nuestra alma, serán las pistas para poder entenderla y amarla.
Itzurun, es mi hogar, el lugar donde todos mis sueños toman forma; la Catedral de la Luz. Fuente de colores y formas. La paleta en la que fundamento el resto de mis trabajos en otros lugares. Sus sonidos me acompañan. Su nitidez transforma todas mis obras.

L.F. LLavori Romatet.

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3 respuestas a Atardecer en Itzurun

  1. Luis Gil dijo:

    Una exquisita reflexión la tuya Luis, plena de sabor a mar y sensibilidad y que nos transporta con tus apasionadas palabras a reconocernos a los que somos como tu buscadores de la luz.

  2. Amigo Luis Llavori
    Tratas temas trascendentes para todo todo fotógrafo, pero sobre todo es singular tu lenguaje poético con el que los expresas. Me confirma que no solamente eres un poeta visual y musical, sino que además tienes el don de la palabra.
    De todos los temas que tratas: cercanía o viajes, búsqueda eterna de La Luz efímera, sentido de pertenencia a un lugar, expresión de sentimientos… creo que el que mejor reflejas en tu sentido de pertenencia y amor a tu lugar de origen.
    También me han venido al recuerdo unas palabras que nuestro compañero Luis Gil pronunció ante nosotros hace unos años y que más o menos decían: «mi sueño en la vida es conseguir La Luz perfecta».
    Ambos estáis en el camino, doy fe.

  3. Luis Llavori dijo:

    Gracias compañeros!!!
    Un abrazo

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