Desde el prisma y la perspectiva que ofrece el paso del tiempo conviene recapitular acerca de las sensaciones y momentos que han provocado un cierto magnetismo hacia una disciplina fotográfica determinada y porqué nos engancha una modalidad u otra.
En cierta manera, creo que todo inicio viene marcado por un cúmulo de circunstancias que favorecen a esa unión, al principio circunstancial, y en ocasiones definitiva.
En mi caso, esa unión de sensaciones y fotografía fueron desde muy temprano las tormentas eléctricas y cuando adquirí el equipo y los conocimientos necesarios pasaron a formar parte de una de mis motivaciones favoritas. Aún hoy en día son de las pocas cosas que me levantan de la cama sea la hora que sea.
Técnicamente no ofrecen mucho misterio y complicación; hoy en día, al contrario que antaño, es fácil afrontar una sesión con un mínimo de éxito. Simplemente basta con estar en el sitio justo en el momento exacto. Ahí reside su mayor dificultad, estar preparado y a salvo en el momento adecuado.
Por contra a lo recomendable en otras disciplinas hermanas como la fotografía nocturna de larga exposición y los timelapses, la previsión y la preparación no juegan un papel tan importante. Probablemente ese sea uno de los factores más excitantes y atractivos, ya que entran en juego otros condicionantes.
La cercanía, la intensidad y frecuencia de las descargas o el desplazamiento y evolución del núcleo tormentoso son factores, entre otros, que escapan a nuestro control absoluto y que, desde mi punto de vista, refuerzan el atractivo de una imagen obtenida bajo esas condiciones.
En cierta manera el modus operandi me recuerda a la caza de auroras boreales, donde los niveles de adrenalina alcanzan cotas similares aunque las precauciones a tomar deben ser mucho menores.
Siempre van bien algunos consejos a la hora de afrontar una sesión con un mínimo de garantías:
* Consultar la predicción y evolución constantemente en webs y apps especializadas.
* Siempre anteponer la seguridad, alejándonos de los árboles, sobre todo de los solitarios y evitar utilizar trípodes de carbono.
* Utilizar una gama versátil de focales
* Respondiendo a la pregunta del millón: el tiempo y el f dependerán de la frecuencia e intensidad de las descargas. Lo ideal es disparar en B hasta encontrar el iso y f que se ajusten al motivo, así podemos añadir según convenga varias descargas en la misma toma.
Una última consideración y no por ello menos importante; es una disciplina altamente adictiva y no recomendable para quienes evitan las emociones fuertes.