Jesús Rollán fue directivo de Correos durante más de 40 años desde donde representó a la casa en varios concursos internacionales.
Fue miembro del Grupo Fotográfico de Amurrio desde su fundación hasta su disolución, donde aprendió los conceptos básicos de la fotografía: Revelar, positivar y demás conocimientos.
Es aficionado a la fotografía y, aunque ha practicado la fotografía de retrato, denuncia social y la de paisaje, desde la pandemia se encuentra más a gusto en los entornos naturales.
Tras entrar a formar parte de Alavavisión, comienza a explorar el mundo de la fotografía de aproximación, lo que le permite explorar un mundo normalmente oculto a los ojos de los seres humanos.
En la fotografía de naturaleza, no busca la típica imagen documental de una flor, insecto o seta. Disfruta con la creación de escenarios llenos de desenfoques, flares, creatividad lumínica y el balance de blancos. Este tipo de fotografía le obliga a desarrollar técnicas específicas: Control preciso del enfoque, iluminar de modo creativo y a cuidar mucho las composiciones creando mundos donde lo natural se mezcla con la ensoñación, generando ambientes abstractos y pictóricos.
En su haber cuenta con más de treinta premios que adornan su larga trayectoria.
Podeis disfrutar de sus trabajos en:
]]>El aire fresco de la mañana y la suave luz dorada de la tarde transforman cada paisaje, dando un toque mágico a cada fotografía. Nos encantan los reflejos en los charcos formados por las lluvias, las sombras alargadas de los árboles y el crujir de las hojas bajo nuestros pies. Cada estación ofrece sus propias maravillas, pero el otoño, con su cambio constante, tiene algo único.
La diversidad de paisajes que podemos capturar es interminable. Desde los bosques densos, donde el sol se filtra entre los árboles, hasta los prados abiertos donde las hojas caídas crean alfombras naturales. Las montañas, cubiertas parcialmente por la niebla matutina, ofrecen una atmósfera misteriosa que invita a la exploración visual.
El otoño no solo nos ofrece una explosión de colores; también nos brinda la oportunidad de experimentar con la luz y la composición. El contraste entre las sombras profundas y las áreas iluminadas de manera suave permite crear imágenes dramáticas, llenas de profundidad. Sin duda, este es el momento para capturar la esencia de la naturaleza en su forma más poética.
A medida que las estaciones avanzan y el frío se instala, cada día se convierte en una nueva oportunidad para explorar, buscar y sorprendernos con los cambios que la naturaleza nos regala. Como fotógrafos, el otoño nos desafía a ver el mundo con una mirada renovada, a encontrar belleza en lo efímero y a celebrar el ciclo constante de la vida.
]]>Terminé el año pasado con un diciembre pleno de salidas y eso se refleja en mis resultados fotográficos, resultados que han sido más positivos de lo que esperaba.
Empecé el año 2020 igual que el 2019, salí muchas veces, me fuí muchas veces al lago Cuejdel, he subido varias veces la montaña Ceahlau y tenía esperanzas de que iba a seguir saliendo al mismo ritmo y hacer muchas fotos a lo largo del año.
Desafortunadamente en este pasado mes de marzo todo ha cambiado por culpa del virus COVID-19 y han seguido unas semanas muy duras, intentaba averiguar más sobre esta enfermedad y cómo tomar precauciones contra él, pero al mismo tiempo sentía la necesidad de parar, fue entonces cuando descubrí que a 300 m de mi casa hay un camino que lleva a un bosque donde casi nadie nunca va.
Me pregunté una y mil veces ¿Qué tipo de fotografías podía hacer en una colina donde han cortado casi todos los árboles? La respuesta se encuentra estando allí con la cámara y utilizando la imaginación. También he utilizado el dron para descubrir cómo se ve un bosque, que está regenerándose, desde arriba. Tras ello logré hacer la primera fotografía abstracta que ha logrado contentarme.
Tras unos días, empezaron a florecer los cerezos silvestres y poco a poco el bosque empezó a renacer llenándolo todo de su verde mágia, el verde de la esperanza, el verde de la vuelta a la vida.
Dejé de hacer aéreas porque quería intentar una técnica nueva para mi, la técnica ICM (International Camera Movement) y afortunadamente salió una fotografía aceptable de los primeros intentos, así que continué perfeccionando la técnica y tuve resultados buenos, quedándome con 3 fotografías para mi portfolio personal.
Al fin del mes los árboles eran de un verde fascinante e insistí en evidenciar la luz que caía encima de los troncos de los árboles o encima del verde bonito de las hojas.
De todas las situaciones se pueden sacar cosas positivas. Espero que lo que queda de año sea igual de positivo para todos nosotros.
Gheorghe Popa
]]>Quiero compartir con vosotr@s como he llegado a la fotografía que cierra estas líneas.
Hace unos días, a finales de septiembre, decidí acercarme a una de esas localizaciones que cuando la descubres, o mejor dicho te la descubre un gran amigo años atrás, sientes una atracción irrechazable hacia ella. Un lugar en el cual cada vez que te adentras siempre tiene algo que ofrecer, algo donde mirar, alguna foto que llevarte a casa.
Hay ciertos sitios que debes de controlar de cuando en cuando. No puedes fiarte de la información que aparece por internet aunque sirva de orientación. Hay que ir sí o sí. El día anterior tocó visitar la costa pues había anuncio de nieblas; el pronóstico no falló, pero mi cabeza estaba pensando en otro lugar. Un lugar que estos años me ha dado muchas satisfacciones.
No estamos aún en pleno otoño y sus colores estarían ausentes a buen seguro. Como prueba sirva esta foto obtenida en la misma sesión que nuestra protagonista.
Esa misma noche tocaba ver de nuevo el parte meteorológico… Anuncio de nieblas!!! y el corazón empieza a latir más fuerte. Aviso a uno de esos amigos de los buenos que lo dan todo a cambio de nada, de los que ya no quedan. – «Mañana dan nieblas, ¿te apuntas?». – «¿A qué hora quedamos? – Contesta. – A las 06:30h te recojo. – le dije.
Camino ya de la localización, íbamos comentando si nos encontraríamos niebla o no (ayer la hubo en la costa). Al llegar no había ni rastro de ella donde hacía falta, estaba fuera de sitio. Nada de lamentos, me dije. Ya que había madrugado y hecho el viaje, había que aprovechar la jornada, pensé.
Era la hora de jugar; coloqué el teleobjetivo más largo de los que dispongo y me propuse crear imágenes a partir de movimientos de cámara buscando toques pictóricos. Ciertamente estaba consiguiendo lo que me iba imaginando sobre la marcha. Pero por qué quedarme ahí. Un ajuste del balance de blancos y obtuve algo que me satisfizo en ese momento.
Esta foto con un toque surreal es el resultado final de una mañana de experimentación. Una foto que bien puede beber de una mezcla de movimientos pictóricos como el Puntillismo, el Impresionismo y el Surrealismo.
No dudes en compartir si te gusta.
David Frutos Egea – octubre2 019
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Este dragón lo encontré ( o más bien me encontró él a mi) en un bosque de araucarias hace unos años, en el parque Nacional Conguillío, región de la Araucanía chilena.
Ya en la distancia pude ver este trozo de tronco retorcido, más claro sobre el oscuro de la corteza de la araucaria, que llamaba mi atención. A medida que me acercaba juraría que hasta lo vi retorcerse hasta adquirir la forma, como pidiéndome ser parte de mi bestiario particular, quedar recogido para no caer en el solitario olvido de la inmensidad del bosque.
Antes de llegar vi que no podía acercarme del todo, ya que una grieta grande en el terreno me lo impedía. Allí estaba el dragón fantástico llamándome, y guardando una puerta imaginaria de qué habría más allá de esa grieta… Allí quedé yo frente a él, rememorando el bestiario particular de la infancia. Y le invité a entrar en mi mundo.
Colecciono criaturas fantásticas… ahora las descubro con mi cámara…
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